Contemplar, escuchar y obedecer a Dios
Dios nos habla de varias maneras: CREA EL HÁBITO de CONTEMPLARLO, ESCUCHARLO, OBEDECERLO y vivirás en paz en medio de la tormenta. Dios nos habla: Por su palabra. Por las personas. Por los acontecimientos de la historia. Por la creación. Por los hechos de la historia que atravesamos, El Señor de la vida nos dice: Vuelve y entra en tu casa, vuelve a tu corazón, no te disperses más, no andes a la carrera, tras de viento y vacío. Deja el activismo, el acelere, despierta en tu interior. Mira que la vida aquí es un abrir y cerrar de ojos, se va en un instante, por muchos que sean los años. Cuida de ti, de los que te rodean y de la hermosa creación que te he regalado. El Dios del Amor te invita a que despiertes en ti EL HÁBITO DE CONTEMPLAR, DE ESCUCHAR SU VOZ. Toma tiempo, para hacer silencio en tu interior, y abrir el oído a su PALABRA. Deja de escuchar las voces que te angustian, desaniman y desesperan. En su lugar vas a sacar el tiempo cada día, cada hora, para escuchar a Dios; hasta que su presencia en ti, se vuelva un estilo de vida. Según aquello de lo que te alimentas, será tu salud. Si alimentas tu espíritu de la PALABRA DE JESÙS, de la Palabra de Dios, tendrás Vida Abundante; nada podrá destruirte o dañarte de modo definitivo, pues posees VIDA ETERNA, nada podrá acabar contigo: Si tu casa (tu vida) está apoyada o cimentada sobre roca, (la Palabra de Dios), podrán venir las lluvias, las tempestades, los huracanes (los conflictos, los problemas, las angustias, la pandemia), y aquella casa no cae, tu vida no perece: Mateo 7,25 Escucha al Señor que te dice: "Mi Palabra es luz en tu sendero, para iluminar tu camino”. (Salmo 118,105) “No temas, porque YO estoy contigo.” (Isaías 41,10) “Todo, Todo sucede para Bien de los que aman a Dios.” (Romanos 8,28) “Espera en el Señor, se valiente, ten ánimo, espera en el Señor”. (Salmo 26,14) “Escucha, Israel, mandatos de vida, presta oído para aprender prudencia”. (Baruc 3,9) “Pues, aunque una madre olvidase a su hijo de pecho, YO jamás te olvidaré”. (Isaías 49,15) “Por eso se me alegra el corazón, se alegran mis entrañas, y mi carne descansa serena: porque no dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Protégeme Dios mío, que me refugio en Ti.” (Salmo 16,9) “Cada vez que tuviste misericordia con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo la tuviste” (Mateo 25,31-46). Antes de recomendaciones para fomentar el hábito, anexo el siguiente párrafo de reflexión de Vicente Martínez, en su comentario acerca del cuarto domingo de pascua, titulado “Oír la voz de Jesús” en feadulta, cristianos del siglo XXI: La Biblia insiste sistemáticamente sobre la necesidad de escuchar habitualmente. “Entonces vino el Señor y se detuvo, y llamó como en las otras ocasiones: ¡Samuel, Samuel! Y Samuel respondió: Habla, que tu siervo escucha” (1 Samuel 3, 10). “Oíd, pueblos todos, escucha, tierra y cuanto hay en ti; sea el Señor DIOS testigo contra vosotros, el Señor desde su santo templo” (Miqueas 1, 2). “Pablo se levantó, y haciendo señal con la mano, dijo: Hombres de Israel, y vosotros que teméis a Dios, escuchad” (Pablo 13, 16). Aunque también es cierto que a veces, como nos recuerda el profeta Nehemías en 9,17, nos empeñamos en rehusar escuchar, y nos olvidamos de las maravillas que Dios hizo entre nosotros y para nosotros” RECOMENDACIONES PARA CREAR EL HÁBITO DE ESCUCHAR A DIOS: Saca tiempo al inicio del día para leer, meditar e interiorizar la p[dmc12] alabra de Dios[dmc13] . Practica la Lectio Divina cuyos pasos son: 1) (Lectio). Leer, releer o escuchar el texto bíblico. ¿Qué dice el texto? 2) (Meditatio). Profundiza, asimila, busca ¿Qué me dice el texto hoy? 3) (Oratio) Dialoga con Dios, ora desde la Palabra escuchada. 4) (Contemplatio) Contempla, entrégate dejándote mirar por Dios. Guarda en tu interior una frase o afirmación de la Palabra escuchada en la Eucaristía: de la primera lectura, del salmo o del Evangelio, o en la meditación de la lectio divina. Puedes para cada día de la semana, elegir en orden cada una de las afirmaciones de apoyo que al inicio te sugerí: ejemplo: Para el lunes la frase 1: “Mi Palabra es luz en tu sendero, para iluminar tu camino. (Salmo 118,105). Para el martes la 2: “No temas YO estoy contigo.” (Isaías 41,10). Así sucesivamente, cada día repites interiormente esa Palabra como jaculatoria, de modo consciente, no como papagayo. *Realiza el ejercicio de ESCRIBIR: Tomando lapicero y un cuadernillo. empieza cada día escribiendo lo que la Palabra de Dios te está diciendo o inspirando para tu vida, es un ejercicio personal e íntimo con Dios en el santuario de tu ser interior. Entrégale a Dios, por medio de tu redacción escrita, todos tus temores, angustias, miedos, tristezas, preocupaciones; además de la lista de cosas por las que hay que dar gracias. Si cada día reconoces un motivo de agradecimiento al Autor de toda bondad, verás cómo tu alegría aumenta y tu ánimo se levanta. Con la Palabra Creadora en ti, experimentarás que tu vida se ilumina, e irradiarás en derredor la Gracia de su Presencia. Llegará el día en que tendremos que separarnos de los seres que amamos, sea porque volverán a estar muy ocupados en sus rutinas diarias, o porque se marcharán a otro sitio, a otro lugar; hasta que nos marchemos del todo, por el inevitable viaje de la muerte. Entonces ESO REQUIERE, PRIMERO, PERDONARNOS A NOSOTROS MISMOS.