Conozcamos, pues, qué dice Francisco de él mismo,
y qué dice un biógrafo de él llamado Tomas de Celano.
Notemos lo interesante que es una auto-descripción y una mirada desde afuera, es decir, de un hermano que lo describe. Tal vez, podamos acercarnos algo más y descubrir quién es esta persona, luego hecho santo.
¿Qué dice francisco de si mismo?
“Además yo confieso todos mis pecados al Señor Dios, Padre, e Hijo, y Espíritu Santo, a la bienaventurada siempre Virgen María, y a todos los santos del cielo y de la tierra, al hermano ministro de nuestra religión, mi venerable señor, y a los sacerdotes de nuestra Orden y a todos los demás hermanos benditos. En muchas cosas he pecado por mi gran culpa, especialmente porque no he guardado la regla que prometí al Señor, ni he dicho el oficio según lo manda la regla, por negligencia o por mí enfermedad o porque soy ignorante e inculto. Yo el hermano Francisco, hombre inútil y criatura indigna del Señor Dios”.
Carta a la Orden 38.47
Lo que otros dicen de Francisco en los escritos hagiográficos
¡Oh cuán encantador, qué espléndido y glorioso se manifestaba en la inocencia de su vida, en la sencillez de sus palabras, en la pureza del corazón, en el amor de Dios, en la caridad fraterna, en la ardorosa obediencia, en la condescendencia complaciente, en el semblante angelical! En sus costumbres, fino; plácido por naturaleza; afable en la conversación; certero en la exhortación; fidelísimo a su palabra; prudente en el consejo; eficaz en la acción; lleno de gracia en todo. Sereno de mente, dulce de ánimo, sobrio de espíritu, absorto en la contemplación, constante en la oración y en todo lleno de fervor. Tenaz en el propósito, firme en la virtud, perseverante en la gracia, el mismo en todo. Pronto al perdón, tardo a la ira, agudo de ingenio, de memoria fácil, sutil en el razonamiento, prudente en la elección, sencillo en todo. Riguroso consigo, indulgente con los otros, discreto con todos.
Hombre elocuentísimo, de aspecto jovial y rostro benigno, no dado a la flojedad e incapaz de la ostentación. De estatura mediana, tirando a pequeño; su cabeza, de tamaño también mediano y redonda; la cara, un poco alargada y saliente; la frente, plana y pequeña; sus ojos eran regulares, negros y candorosos; tenía el cabello negro; las cejas, rectas; la nariz, proporcionada, fina y recta; las orejas, erguidas y pequeñas; las sienes, planas; su lengua era dulce, ardorosa y aguda; su voz, vehemente, suave, clara y timbrada (25); los dientes, apretados, regulares y blancos; los labios, pequeños y finos; la barba, negra y rala; el cuello, delgado; la espalda, recta; los brazos, cortos; las manos, delicadas; los dedos, largos; las uñas, salientes; las piernas, delgadas; los pies, pequeños; la piel, suave; era enjuto de carnes; vestía un hábito burdo; dormía muy poco y era sumamente generoso. Y como era humildísimo, se mostraba manso con todos los hombres, haciéndose con acierto al modo de ser de todos.
Descripción de Tomás de Celano
1 Cel 83
Y tú...¿Qué piensas de los textos, de las imágenes; de todo lo compartido?