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UNIDAD 4

El hábito de Reconciliarnos

FOMENTAR EL HÁBITO DE RECONCILIARNOS CON LOS QUE NOS RODEAN

REQUIERE PRIMERO PERDONARNOS A NOSOTROS MISMOS.

NO ES ALGO NATURAL PEDIR O DAR PERDÓN, ES UN PODER QUE SE DA A QUIEN LO PIDA, por eso se llama “Don sobrenatural”, está disponible para todo el que lo necesite y lo pida de corazón.

Perdonar y ser perdonado, libera, sana, renueva, alegra y pacifica. Nos hace imágenes vivas de Jesús, por la común unión que da la presencia del Espíritu Santo en los corazones reconciliados.

Dice el texto de Pablo a los Efesios 4,26-27:

“Si alguna vez se enojan, que la ira no llegue hasta el punto de pecar, ni les dure más allá de la puesta del sol”. 

Esto significa que no vamos a dormir sin antes habernos reconciliado. Cada día que pasa sin perdonarse, es un ladrillo que se suma en la construcción del muro de  separación definitiva, llegando a matar al hermano en el alma, por causa del odio, o del desprecio, o de la indiferencia.

Recordemos lo que nos advierte San juan en su primera carta: capítulo 3, versículo 15:

“Todo el que odia a su hermano es un asesino, y ustedes saben que ningún homicida tiene vida eterna en él.”

Sin embargo, nos anima que, de boca de Jesús, en la oración del Padre Nuestro, hemos aprendido a perdonar a los que nos ofenden, porque así es como el Padre nos perdona.

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El perdón no es para la otra persona:  es para ti.

RETO O EJERCICIO DE PERDÓN:

Hay que empezar aceptando y recibiendo el perdón para sí mismo, que Dios en Jesús nos regaló desde siempre.

 

Como esto es quizá, lo que más nos cuesta, y por eso mismo es que no somos capaces de perdonar a los que nos ofenden; vamos a empezar ESCRIBIENDO UNA CARTA DE AUTOPERDÓN O PERDÓN A SI MISMO.

Pide en oración la presencia del Espíritu Santo, que Él mueva dentro de ti, toda la Misericordia de Jesús, para que aceptando el perdón suyo, que es eterno e incondicional, empieces a participar de esa Misericordia para ti mismo.

 

Escribe la carta de reconciliación contigo, el Señor te moverá a compasión por ti, te surgirá la Paz interior, y de ese modo irá luego brotando la compasión y el perdón por tus enemigos.

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Posteriormente podrás dar el siguiente paso:

Busca en la lista de contactos aquella persona con la que hubo una diferencia, o que no te hablas, o que se quedaron en un mal entendido; o con la que hubo una gran pelea. Dios te indicará el momento de hacerlo, sé dócil y atento a su señal.

No te precipites, experimentarás una fuerza del espíritu para hacerlo con humildad, en el tiempo de Él, que es exacto; además te dará las palabras y los gestos indicados, prudentes y en entera libertad.

Cada persona tiene su ritmo, su tiempo, su proceso. Existen casos de personas que tardan unos pocos días, otras unas semanas o pocos meses, algunas hasta años. Son muchos los factores que influyen; pero la clave es poner al Espíritu Santo, como el Maestro Interior, vivir en su intimidad.

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Antes de pasar a la siguiente unidad,

te sugerimos desarrollar este hábito por un período de una semana.

Una vez lo tengas afianzado, será mucho más beneficioso continuar tu proceso.

Gracias por tu confianza.

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